Sed. Tengo mucha sed. Hace
noches que no bebo. Pero se lo prometí a mi amada. Por ella lo dejaría. La
necesidad y el deseo por el para mí precioso líquido, envuelve todo mi ser. A
veces me retuerzo desesperado clamando por unas simples gotas. Pero le prometí
a mi amada que jamás volvería a beber. Mi amor por ella es tal, que sin ella no
sería nada. Da sentido a mi paso por este mundo. Por ella lo daría todo,
incluso mi propia existencia. No te preocupes cariño, no volveré a beber, no
faltaré a mi promesa. La fortaleza es parte de mi esencia, aunque también lo es
la necesidad de saciar mi sed y esta a su vez una razón de mi fuerza. Pero mi
amor por ella es sólido y este me dará la voluntad necesaria para cumplir lo
prometido a mi amada.
Durante siglos me he alimentado con la
sangre de los humanos. Soy el señor de la noche, el vampiro. He matado, he
torturado, he mutilado, he disfrutado con mis ovejas humanas. Esos insulsos y
patéticos humanos han osado rebelarse contra mí en múltiples ocasiones a lo
largo de su historia, pero siempre fracasaron. Soy inmortal, existo sin vida
desde tiempos remotos. El Diablo que ronda sobre la tierra, me llamaron
algunos. Pero no, ese otro sabe muy bien donde está su lugar, en las
profundidades del infierno, esos son sus dominios. Pero el mundo mortal es mío.
Él sólo puede influenciar a los humanos, no actuar, y solo durante el día, la
noche es mi aliada. ¡Aquí mando yo!
Pero un día conocí a mi amada. Una
humana. Iba a ser una de mis víctimas. Pero algo en ella invadió mi ser. El
amor nació en mí. Nunca entendí el amor, lo veía en los humanos y me reía con
prepotencia. Pero ahora lo entiendo, lo conozco, lo siento. Decidí convertirla
en vampiresa, hacerla reina de la noche y juntos gobernar este mundo en las
sombras.
Entonces comprendí lo falaz de mi pensamiento. Me enamoró su pureza, su bondad, su humanidad. No sé el motivo y tampoco me importa, pero así fue. No podía convertirla, no podía arrancarle su vida, su humanidad. Y entonces ella me lo dijo: “No puedo entregarle mi corazón a un monstruo, debes dejar de beber”. Y yo se lo prometí. Y el señor de la noche no faltará a su promesa. Pero tengo sed. Tengo mucha sed.
No hay comentarios:
Publicar un comentario