Recuerdo haberme fijado en el hombre
cuando atravesó la puerta, sus ojos sanguinarios reflejaban la maldad de la que
haría gala. Sacó una pistola, una semiautomática de
Golpeó violentamente las baldosas con su
espalda y se retorció aullando de dolor. La pistola deslizó por el piso girando
sobre sí misma y terminó chocando contra una pared. La fuerza del impacto,
debido a la rapidez, provocó que se disparase. La bala acertó en la cabeza del
homicida, que convulsionaba dolorido en el suelo; murió en el acto. El piso se
tiñó de rojo, la sangre fluía como si fuera un manantial del mismísimo
infierno. El horror arrancó alaridos ensordecedores de las bocas de los
presentes; todo había terminado ya, pero había sido una experiencia demencial
para todos. El azar o el destino hicieron que el criminal recibiera el mismo
daño que causó. La diferencia estriba en que él decidió matar a alguien
inocente, en cambio la chica no le había ocasionado daño alguno, él eligió
cometer el crimen sin provocación previa; además, su muerte no le devolverá la
vida a la joven.
Hace un tiempo tuve un encuentro con un vampiro del cual conseguí salir ilesa (Hechos relatados en Terror II). Fue un verdadero milagro. El asesino inmortal se había cobrado incontables vidas durante toda su existencia. Estaba en su naturaleza torturar y matar. El homicida que murió en el banco no era muy distinto, igualmente era un monstruo, aunque fuera humano y no un ser sobrenatural. Su naturaleza era similar, también estaba en ella hacer daño y matar. El terror que experimentamos todos en esa situación límite, no ha sido tan diferente al causado por el vampiro. Millones como ese criminal hay en todo el planeta. Pero aparte de los asesinos, no hay ninguna duda de la naturaleza autodestructiva inherente al ser humano.
No sé cuántos vampiros más habrá sobre la
faz de la Tierra. Quizá haya otras clases de monstruos y demonios que yo
desconozco. Sin embargo, ellos no son el problema de la especie humana. El
problema es la propia naturaleza del ser humano. No nos hacen falta seres
infernales ni Anticristo alguno para destruirnos; lo sucedido en el banco lo corrobora.
En las Sagradas Escrituras se trata el fin del mundo, el Apocalipsis. Me pregunto si el mismo será causado por las hordas del Mal o por el Mal de la propia naturaleza humana. Da que pensar…
3 comentarios:
José Ángel: has nuevamente puesto sobre el tapete EL GRAN TEMA, con tu excelente cuento, y enunciado una variada gama de formas para reflexionarlo.
Volveré, con el tiempo que hoy no tengo, para despuntar algunas líneas con Vos.
Un saludo cordial.
Jose Ángel,
Estamos muy contentos de que relatos como los tuyos hagan que nuestras páginas se superen día a día. No dejes de escribir, no dejes de sorprendernos.
Gracias.
pasarmiedo.com
Muy buen cuento
me ha encantando la manera de narrar que tienes y como logras mantener al lector entretenido con la lectura
felicitaciones
saluditos
adios
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